El ideario utópico de Gustavo Petro
Gustavo Petro ha sabido mezclar muy bien el discurso anacrónico marxista, con la narrativa del socialismo del siglo XXI.
Por un lado, ha logrado con éxito calar entre sus seguidores, el sermón del monte marxista de la luchas de clases sociales entre oprimidos y opresores.
Al mismo tiempo, ha hecho su discurso hegemónico con la narrativa del cambio climático, el animalismo, ideología de género, victimización, feminismo y otras muchas más causas de las cuales él dice ser el abanderado libertador, que conducirá a todas éstas masas hacía la tierra prometida donde fluye leche y miel.
En tal sentido, éste Moisés del socialismo del siglo XXI, promete un lugar donde ya no habrá más desigualdades políticas, económicas y sociales. Además, promete erradicar todo acto de violencia que traiga como consecuencia, una completa era de paz.
En este punto, donde ya el pueblo tenga reposo de la guerra, se procederá a repartir la tierra prometida que asegure la soberanía alimentaria de todos, todas y todes. Así pues, se convertirá en una nación autárquica capaz de brindarse así misma, bienes y servicios de mejor calidad y al mejor precio. En este sentido, no será necesario preocuparse por los precios, pues la emisión de moneda papel estará siempre a la orden del día, todo con el fin de poner dinero en los bolsillos de los consumidores para que tengan siempre con qué comprar. Como en el ideario de éste libertador la inflación no es un fenómeno monetario, no habrá nada de que preocuparse.
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